La exposición supuso una oportunidad única para poder contemplar de primera mano auténticas joyas literarias e historicas. Eran los 40 incunables de que dispuso la Diputación de Bizkaia, libros impresos desde la aparición de la imprenta a mediados del siglo XV hasta 1501.
Segun la Wikipedia,el término ‘incunable’ hace referencia a la época en que los libros se hallaban en la “cuna”, haciendo referencia a la “infancia” de la técnica moderna de hacer libros a través de la imprenta. Así, son reconocidos como incunables los libros impresos entre 1453(fecha de la invención de la imprenta moderna) y 1500, procedentes de unas 1.200 imprentas, distribuidas entre 260 ciudades, con un lanzamiento aproximado de 35.000 obras distintas.
Antes de los tipos metálicos móviles, se usaban planchas de madera fija, que dieron lugar a los incunables xilográficos, entre los que destaca la Biblia Pauperum y la Biblia de los pobres. Los protoincunables son los libros impresos en los primeros talleres, entre 1472 y 1480. A su vez, se denominan post-incunables aquellos libros impresos a principios del siglo XVI que por error o debido a una insuficiente información han sido clasificados como incunables.
El primer impreso español que se conserva en la actualidad es el Sinodal, impreso por Juan Párix de Heidelberg (Johannes Parix) en 1472 que contiene unas actas de una reunión celebrada en Segovia. Incunables españoles de gran valor son la Biblia (impresa en Valencia en 1478), Los doce trabajos de Hércules (originalmente escrita en catalán con el título Los dotze treballs de Hèrcules) de Enrique de Villena (Zamora, 1483), Tirante el Blanco de Joanot Martorell (Valencia, 1490), Gramática de la lengua castellana de Antonio de Nebrija (Salamanca, 1492) y la primera edición de La Celestina de Fernando de Rojas (sin fecha ni lugar de impresion.)
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