Littera Deusto

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Bibliotecas romanas (trabajo en grupo)

enero 17th, 2011 · No hay Comentarios

Las primeras bibliotecas romanas eran privadas. El Archivo Central de Roma se adelanta a la primera biblioteca pública romana. Se llamaba Tabularium y fue construido en el año 79 a.C. Los romanos también tenían bibliotecas en casa.

En Roma hubo, además, se comenzó la comercialización del libro, que dará lugar a la aparición de librerías editoriales, talleres donde se fabricaban y vendían los libros, donde los esclavos copiaban los textos. Además, se organizaban lecturas públicas, a modo de campañas de publicidad para dar a conocer las novedades. Había gente especializada, además, en acudir a las audiciones públicas, retener los textos en la memoria para después escribirlo y venderlo. Ya entonces había problemas de propiedad intelectual por el plagio de obras. Los libreros eran a la vez editores y tenían su propio taller de copistas, conformados por esclavos que normalmente eran griegos letrados.

 Además, en Roma aparecieron las primeras bibliotecas públicas. En el año 39 d. C. se fundaron en Roma varias bibliotecas, entre ellas la de Asinio Polión, ubicada en el Templo de la Libertad, que es considerada como la precursora de la biblioteca pública.

 Augusto creó dos grandes bibliotecas, una de ellas situada en el Pórtico de Octavio y la otra en el Palatino, junto al Templo de Apolo, ambas eran bibliotecas públicas.

Otra biblioteca pública muy importante fue la Biblioteca Ulpia, creada por el Emperador Trajano, donde también se conservaban documentos públicos, por tanto, es probable que fuera, además, un archivo histórico. Al frente de las bibliotecas públicas estaba el Procurator Bibliotecarium, figura creada por Tiberio, a cuyas órdenes estaban los bibliotecarios que trabajaban en cada una de ellas. Estas bibliotecas públicas, se construían al lado de un templo y tenían una sección latina y otra griega y aunque fueron usadas y apreciadas por los ciudadanos, no alcanzaron la importancia de las bibliotecas privadas de los patricios y ricos romanos.

También se construyeron bibliotecas cristianas, por ejemplo la Biblioteca de Cesarea. En Oriente, el emperador Constantino mandó construir la de Los Embajadores que tenía literatura cristiana y pagana.

Las bibliotecas públicas de esta época se construían generalmente después de una batalla victoriosa, los emperadores construían la biblioteca, abierta al público, donde existía un sistema de préstamo con fianza económica. Las bibliotecas públicas desaparecen con la Roma de los Césares y no volverán a aparecer hasta avanzado el siglo XVIII.

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