Littera Deusto

Modern Languages, Basque Studies and Humanities

Cansada

noviembre 27th, 2009 · No hay Comentarios

Hoy he tenido una pesadilla aterradora. Pesadillas de esas que parece que se han nutrido de todos tus miedos. Pesadilla que me ha aterrado del tal forma, que ahora, siendo casi las 10,30 todavía siento el miedo. El miedo manifestado en tiritonas, escalofríos y piel herizada.

Seguramente esto te parezca normal, una pesadilla. Pero es que normalmente, en mi vida de freak, no tengo pesadilla alguna. Lo que me lleva directamente a confesar que hace algún tiempo que padezco insomnio. Violeta dice que insomnio severo, Ane dice que demasiado severo. Yo les miro y sonrío. No sé cuán severo sea, sólo sé cómo me está afectando.

Jamás había experimentado el deseo de dormir y no poder, jamás. El sueño para mi ha sido lo que menos me ha preocupado en esta vida. Duermo, o mejor, he dormido siempre de manera adecuada. Siempre he cuidado particularmente la cuantía de horas. Mi mínimo siempre han sido 8 horas, máximo 10. Nunca he variado estas directrices que me han permitido llevar acabo todo lo que me he propuesto. Hasta ahora.

Me tumbo, me tapo y espero. Noto a mi cuerpo desagarrotarse, adormilarse. Pero eso es todo. Me canto una nana, cuento estrellas en el cielo. Nada. Pienso en el día que he tenido, me río de lo que me hace gracia y me enfado con lo que no. Nada. Pienso en un prado verde y soleado, el calor de los rayos del sol, la tranquilidad y los pájaros piando. Nada. Luego pienso en mis historias particulares, en mis personajes favoritos, me canso y me doy la vuelta. Vuelvo a relajarme, se me destensan los músculos, me adormilo. Nada. Pienso en una receta culinaria, en pelar patatas. Nada. Pienso, ahora, en nubes, en un cielo tan raso y puro…Nada. Pienso en la universidad, pienso en el trabajo, pienso en problemas, pienso en mi malestar general. Me levanto. Voy al salón. Pero estoy agotada así que vuelvo a la cama. Una vocecilla me pregunta si estoy bien, contesto que sí, que es sólo “este incómodo insomnio”. Sólo, claro.

Vuelvo a la cama, me tumbo, me tapo, me relajo. Cuento ponis en el cielo, cuento caballos bicéfalos. Nada. Cojo un libro, lo termino, nada. Son las 3,54 de la mañana. Llevo 5 horas y media dando tumbos, intentando dormir. Nada. Voy al baño, voy a la cocina, como un yogurt, estoy cansada y vuelvo a la cama. Me tumbo, me tapo. Nada. Doy una vuelta, otra, pienso en nada, me adormilo. Me voy evaporando y el terror me corroe. Tiemblo, suspiro, suplico. Me despierto. Son las 6,05. Doy por terminada mi jornada de sueño. Me levanto, me ducho, me peino y me maquillo. Desayuno y me preparo para la clase de las 8. Estoy agotada.

“El sueño es el mejor amigo de la imaginación, pero la realidad es la mejor manera de vivirla”

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