Littera Deusto

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La Revolución de Asturias de 1934

mayo 6th, 2011 · No hay Comentarios

La intentona revolucionaria se produjo entre los días 5 y 19 de octubre de 1934 a raíz de la entrada en el gobierno de la república de tres ministros de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), una alianza de partidos de derechas de ideología clerical conservadora, que mostraban un claro perfil filofascista y antirrepublicano.

El extraordinario aumento de votos conseguido por la CEDA en las anteriores elecciones, convirtiéndose en la principal minoría del parlamento, llevó a sus dirigentes a solicitar el ingreso en el gobierno bajo amenaza de retirarle su apoyo. Los partidos y organizaciones de izquierda vieron esta maniobra como un ataque al espíritu republicano, algo que sirvió como desencadenante de los hechos que posteriormente tuvieron lugar en Cataluña, País Vasco, Cantabria y otras zonas de España, pero sobre todo en Asturias donde llegó a tomar la forma de auténtica revolución.

El día 5 el sindicato UGT declaró la huelga general apesar de no contar con el apoyo de otras organizaciones, algunas tan importantes como la CNT. Después de alguna intentona de asalto a la presidencia del gobierno que fue rápidamente sofocada, y de algunas escaramuzas en los días sucesivos en algunos lugares como el País Vasco, Cantabria, o Cataluña, donde se llegó a proclamar el “Estat Catalá” por el presidente LLuís Companys, la acción quedó circunscrita al territorio asturiano, donde la revolución había sido preparada más concienzudamente por las organizaciones obreras. Los hechos de Asturias fueron tan graves que para algunos escritores e hispanistas como el británico Gerald Brenan, supusieron el primer acto de la posterior Guerra Civil.

En las semanas anteriores a los acontecimientos, las organizaciones obreras y los partidos de izquierda asturianos se habían organizado entorno a una alianza denominada UHP (Uníos Hermanos Proletarios). La fuerza de choque revolucionaria estaba formada por los mineros de las cuencas asturianas, quienes pertrechados con dinamita, armas, y cañones conseguidos en la fábrica de armas de Trubia, asaltaron cuarteles de la Guardia Civil, ayuntamientos, iglesias, etc. con el propósito de crear una República Socialista Asturiana que sirviera de gérmen a un futuro estado socialista en España.

En pocos días se creó un auténtico Ejército Rojo compuesto por miles de trabajadores, que causó el terror allá donde encontraban resistencia. Los revolucionarios se impusieron en todo el centro de Asturias donde vivía la mayor parte de la población. La respuesta del gobierno no se hizo esperar, y los generales Goded y Franco fueron encargados para intentar sofocar la sublevación. Estos militares recomendaron el uso de tropas provenientes de África como la Legión o el cuerpo de Regulares, tropas que ya habían entrado en combate en los conflictos del norte de Marruecos.

La acción de estas tropas dio al traste con las esperanzas revolucionarias. El general López Ochoa con dos banderas de la Legión y regulares del ejército al mando del coronel Yagüe entraron en Oviedo el día 12 de Octubre. El máximo dirigente del ejército obrero asturiano Ramón González Peña abandona la lucha y huye, casi al mismo tiempo que el lider del PSOE Largo Caballero, se esconde en su casa hasta ser detenido por la policía. La revolución continuó pocos días más, pero Asturias se quedó sola en esta lucha. Los revolucionarios pactaron la rendición, produciéndose posteriormente una gran represión con fusilamientos y miles de prisioneros.

Estos hechos constituyen quizá la última revolución obrera en una época convulsa como fue la de entreguerras. Una utopía revolucionaria que se plasmaría con mayor virulencia pocos años más tarde en lo que algunos han considerado el primer episodio de la Segunda Guerra Mundial.

 

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