De acuerdo con la Real Academia Española (RAE), crisis es, en su sexta acepción, escasez, carestía, y, en su séptima acepción, situación dificultosa o complicada. Ambas tienen en común una connotación económica propia del momento en el que vivimos actualmente y recuerdan a lo que todos los grupos sociales y medios de comunicación hablan y opinan a diario como expertos.
En un marco de crisis económica-financiera mundial, el contexto de España se caracterizaba por una economía sostenida en gran medida en la industria de la construcción. De hecho, en 2005 representaba el 20% del PIB.
Cabe destacar que la Ley del suelo de 1998 supuso un importante cambio, puesto que eliminaba muchas trabas administrativas en la urbanización de terrenos y permitía que la tasación del precio del suelo quedara sujeta a las leyes de oferta y demanda.
Sin embargo, realmente, el hecho que marcó un antes y un después en la economía española fue la llegada de la moneda única europea en el año 2002. Aunque según las teorías de Ricard Vergés, fue la repatriación de capitales evadidos que, según se acercaba la llegada del euro, fueron blanqueados mediante la compra de inmuebles.
Además, los bancos y cajas de ahorro concedían un gran número de créditos, algunos de ellos con mucho riesgo, actividad favorecida por una bajada histórica del tipo de interés. Lo que ocasionó que se introdujeran miles de millones de euros en la economía española procedentes de bancos extranjeros. Dinero que se invirtió fundamentalmente en la construcción de infraestructuras y viviendas. Se produjo una especulación que infló la burbuja inmobiliaria y, finalmente, sufrió un pinchazo.
En esta crisis no solo se ve afectado el sector de la construcción, sino todos y cada uno de todos los demás. Otros de los agravantes de la crisis han sido, entre otros, la baja productividad y competitividad de las empresas españolas con respecto a las de otros países europeos, el elevado gasto público durante varios años y la corrupción política.
Así, en 2008 la economía española entró en recesión, alcanzando su mínimo durante el segundo trimestre de 2009. En ese momento comenzó a recuperarse y en el segundo trimestre de 2010 algunas personas llegaron a aclamar que la economía española estaba saliendo de la crisis, aunque desgraciadamente se ha demostrado que no.
Socialmente, por un lado, otro factor muy característico de esta época es la crisis de confianza que se ha producido. No se refiere únicamente a la desconfianza del inversionista, sino a la de la sociedad en sí. Esta última juega un papel fundamental en la economía, ya que en una época como la que estamos viviendo se pierde poder adquisitivo y se deja de consumir para poder ahorrar y/o sobrevivir. Por otro lado, han surgido algunos movimientos sociales como el 15M, manifestaciones y/o huelgas en distintos puntos de la geografía española. Todos ellos, además de cuestionar el sistema político, han reivindicado el modelo económico y productivo de este país.
Centrándome en la empresa española, los efectos de la crisis han sido devastadores para ella en términos generales, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas (pymes).
La demanda ha disminuido por la crisis de confianza generada y también por medidas del gobierno como las dos subidas del IVA llevadas a cabo en 2010 y 2012. Otra de las medidas adoptadas ha sido el aumento de la recaudación del impuesto de sociedades. Entre otros, el importe mínimo pasa este año y el próximo del 8% al 12% y los créditos fiscales por las pérdidas sufridas en años anteriores se reducen.
Muchas empresas, además, se han encontrado con problemas de financiación y eso, unido a las pérdidas sufridas, las ha llevado a la quiebra. Otras, en cambio, se han visto obligadas a reducir los costes mediante expedientes de regulación de empleo (EREs), a contratar mano de obra más barata o recortar algunos gastos. De cualquier manera, algunas empresas intentan encontrar su oportunidad en esta época haciendo realidad la famosa frase “la necesidad gudiza el ingenio”. Las empresas se han dado cuenta de que es el momento de mover ficha, por ejemplo, en algunos sectores se están aplicando constantes descuentos o se ha absorbido la subida del IVA para intentar aumentar la demanda de sus bienes o servicios.
Sin embargo, hay que destacar que existen grandes empresas como Inditex, que pueden considerarse excepciones. Esta cadena ha ganado 944 millones de euros en el primer semestre de 2012 gracias a su expansión por Asia y América, superando las previsiones.
En mi opinión, la economía española se ha debilitado hasta límites insospechados. Solo hace falta echar la vista atrás para darse cuenta del notable cambio que ha sufrido España en los últimos años, no solo en lo que al sector económico se refiere, sino también en política y sociedad.
Sea como sea, en estos momentos se debate entre si pedir el rescate es lo más acertado o no. Yo creo que España debe pedirlo. España se encuentra económicamente hundida, y da la impresión de estar yendo precipitadamente cuesta abajo y sin frenos. Sin embargo, al aceptar que nos rescaten, nos estamos sometiendo a una serie de restricciones y recortes aun más exigentes. Entonces, la pregunta que me hago es: ¿Merecerá la pena? Sí. Cierto es, que aumentará la deuda que tenemos con los demás países europeos, y seguramente el IVA subirá aún más. Sin embargo, llegados a este punto en el que hay 4.705.279 parados no nos queda otra salida.
Lo que más me ha llamado la atención no solo son las consecuencias económicas de esta crisis, sino ver cómo una sociedad puede cambiar radicalmente a causa de las alteraciones que tenga tal país en su economía. Atrás quedaron las esperanzas de tener un nivel de vida como el de nuestros padres, en el que se tiene una segunda vivienda para veranear y uno o incluso dos coches de alta gama. En conclusión, mi reflexión es: ¿Qué nos depara el futuro? ¿Cómo viviremos dentro de unos años? Son cuestiones que me intrigan e incluso angustian, pero habrá que esperar para darles respuesta.
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