En las últimas dos décadas la sociedad está sufriendo una serie de cambios y transformaciones que afectan a todos los niveles de nuestra vida cotidiana. Los adelantos tecnológicos hacen nuestro día a día más cómodo, tanto es así que se podría decir que nos estamos malacostumbrando, dejándonos llevar por la inmediatez y lo efímero. Cuando hace años empezaron a aparecer las ediciones digitales, hubo muchísima gente que se llevó las manos a la cabeza dando por sentado que las nuevas tecnologías desplazarían a los tradicionales modos de edición. Hoy podemos comprobar, como bien dice Joseba Abaitua, que los libros electrónicos y otros adelantos no han sido capaces de sustituír a los libros tradicionales, aunque bien es cierto que la escritura se ha visto afectada por todas estas innovaciones.
Gemma Vizcarrondo se lamenta de la manera en que el lenguaje se está deformando e incluso estropeando, gracias en cierto modo a la escritura de SMS, que nos obliga a ahorrar espacio para economizar nuestro saldo. Es horrible leer un chat o tener una conversación por el famoso messenger, hay ocasiones en las que hace daño a los ojos leer los mensajes de cierta gente, plagados de contracciones y palabras acortadas artificialmente. Es, como bien dice Gemma Vizcarrondo, lo efímero frente a lo permanente, verba volant, scripta manent. Puede que se deba a la ajetreada vida que llevamos hoy en día, pero deberíamos cuidar la escritura antes de que sufra una horrenda transformación impulsada por nosostros mismos.
Es indudable el beneficio que hoy en día se puede obtener de proyectos como las bibliotecas virtuales , los blogs o el lenguaje HTML, pero no podemos perder de vista el mal que están causando nuestras prisas, vagancia, dejadez o aquello que sea que nos impide escribir como siempre se ha hecho, despacito y con buena letra.
